El gran dilema de ahorrar, con todo en contra 


¿A quién no le gustaría ahorrar unos pesos para salir con amigos?, ¿O juntar plata para un viaje al exterior?,¿O en los casos más ambiciosos, tener suficiente dinero para construirse una casita? Obviamente decirlo es mucho más fácil que llevarlo a cabo. Especialmente si tenés el privilegio de nacer en el país más caótico para ahorrar o invertir en América Latina, Argentina.

En un país donde hasta hace unos años, la inflación galopante llegaba al 200% anualizada, entre el 10 y 20% mensual, o hasta el 1% diario. Con tales índices, la idea de poner dinero en un plazo fijo, comprar bonos, o simplemente invertir en la bolsa, eran ideas de un mundo utópico para nosotros. Y la sociedad lo sabía. Cómo no olvidarse, cuando en mi familia, mi padre compraba las cajas, llenas de bolsas de arroz, porque según él, y millones de argentinos, “Mañana va a estar más caro”. Y a pesar de que dicha inflación estuvo en la baja en los últimos 18 meses, esa paranoia sigue circulando en nuestra cabeza. “Si no compro hoy, no lo podré pagar mañana”. Según una encuesta de D’Alessio IROL y Berensztei, realizada en Julio del 2025, la mitad de los argentinos no pudo ahorrar en los últimos seis meses. Además, tres de cada diez afirman que gastan más de lo que ganan, y solo dos de cada diez logran salvar algo a fin de mes. A pesar del panorama desolador, hay otro dilema que sigue existiendo desde hace años, sino décadas, la jubilación.

En las palabras de Claudio Zuchovicki, “Todos los meses separáte el 10%, pagate un salario, no esperes la jubilación de nadie, solo mira a tus viejos”. En Julio de 2025, la jubilación mínima en la Argentina es de 379.295 pesos, o de 287 dólares. En comparación, en el mismo periodo, una persona necesitó de 163.757 pesos para no ser indigente. No pobre, Indigente. El sistema de jubilaciones en nuestro país no ayuda de gran manera al individuo. Y más allá de que a esto se le puede atribuir un sinfín de causas, concentrémonos en lo económico. Suponiendo que empezamos a trabajar a los 21 o 22 años, sin parar, y nos jubilamos a los 65 años de edad, ahorrando 100 dólares al mes, por 44 años, tendría en total 52.800 USD a mano, sin contar la pérdida de poder adquisitivo por inflación. Vayamos un paso más adelante. No solo ahorro, sino que los 100 dólares mensuales los invierto en un fondo indexado (como el S&P 500 o bonos seguros) que rindan un 5% anual compuesto, una vez jubilado, tendría alrededor de 174.000 USD. En otras palabras, puedo gastar en promedio 725 dólares AL MES, por 20 años. O 2,5 veces la mínima.

Ahora, yo pienso, si fuera algo que no requiera de ser inversionista, banquero, o tener una empresa financiera, ¿Por qué no hay más personas haciéndolo? Porque en definitiva, con un buen presupuesto y disciplina, el dinero uno lo puede conseguir. Y, la realidad es que la gente, podrá tener la intención. Pero no tiene el conocimiento. Como suena, no nos enseñan a invertir, no nos explican el interés compuestos, los distintos activos financieros, para qué se arma un fondo común de inversión; Pareciera que no es una prioridad en el programa académico de nuestras escuelas. Y los datos lo respaldan. Una encuesta de la Defensoría del Pueblo bonaerense en 2024 encontró que el 77 % de los estudiantes secundarios no tiene claro qué son las finanzas”. Y dentro de ese mismo grupo, el 70 % coincide en que educación financiera y económica sería la materia más útil para su futuro, por encima de matemática o informática. Si nos acercamos a la actualidad, una encuesta nacional del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella y BBVA, de noviembre de 2024, muestra que solo solo 2 de cada 10 jóvenes, de entre 18 y 35 años, recibieron educación financiera en la escuela; el resto aprendió por cuenta propia o con su entorno familiar.

Esta problemática nos hace pensar, ¿Realmente estamos preparados para afrontar los problemas económicos que la vida adulta tiene para nosotros?, ¿O será que el sistema nos tiene preparados desde el inicio para fallar, condenándonos a una vida ajustada, sin saber si el mes que viene tendremos comida en la mesa, ropa en nuestra espalda o un techo sobre nuestras cabezas? El tiempo lo dirá, pero por el momento, hay que asumir la mano que se nos fue dada. Es crucial empezar a invertir desde temprano, no montos grandes, pero consistentes. Y también uno se tiene que enseñar por su propia cuenta sobre economía, porque está más que claro, que la escuela no está preparada, o diseñada para decirte como vas a tener que manejar tu próximo sueldo.